miércoles, 27 de septiembre de 2017

JEM & THE HOLOCAUST


Si sois de los que habéis tenido una infancia macarra más allá de la muñeca Barbie, el Linea Directa y el Diseña tu moda, sabréis que la serie de Jem & the Holograms era lo puto más. Bueno, en realidad lo que más molaba eran sus archienemigas las Misfits, pero en esta peli no hay rastro de ellas, así que una x menos que despejar en la ecuación. Jem (Jerrica Benton) era como una Barbie ciclada con el pelo rosa y los ojos pintados como un mapache gay, a la que se le iluminaban los pendientes cada vez que se convertía en estrella de rock. Una mujer empoderada, empresaria de éxito y con un alter ego que llevaba de cabeza a su novio, quien a la vez era su road manager sin saberlo. La serie era una maravilla, con una trama digna de los guionistas de Perdidos, y más ochentera que Ana Torroja comprando calentadores en el Sepu. Y es que a falta de conocer a los Twisted Sisters, esos looks exagerados de leopardo y leggins fluorescentes le robaban a una el corazón y te hacían odiar la prenda favorita de tu madre y tu peor enemigo: el chándal de táctel aka chándal de yonki.

Y como el mundo del cine no tenía suficiente con una terrible película sobre Josie y las Melódicas, a alguien se le ocurrió que era buena idea que el director de G.I. Joe: La Venganza hiciese una adaptación al cine de la serie de Jem & the Holograms para fans de Hannah Montana con encefalograma plano y gentuza como yo. 
Vamos a resumir así a grandes rasgos este alarde de imaginación hecho película.


Jerrica (Jem en la intimidad) es una cateta pueblerina que vive con su hermana, su tía (Molly Ringwald) y 4 amigas en una casa de puta madre de la cual las van a desahuciar en breve. Las amigas de turno, de las cuales no se sabe muy bien si es que no tienen casa o es que las han largado antes de cumplir los 15, no parecen tener oficio ni beneficio y tampoco parece que tengan mucha intención de mandar su currículum al Ranstad yankie, pero se pasan toda la película con unos auriculares de mínimo 100 pavos colgados del cuello. A estas chavalas “ninis" les mola mucho cantar y están enganchadas a las redes sociales, por lo que se graban vídeos haciendo el mongol y disfrazándose con los habituales ropajes ochenteros, chaquetas con hombreras y pelucas que todos tenemos en el enorme garaje de nuestra casa de Alabama. Vamos que vienen a ser como una metáfora de los primeros ensayos con la banda de mierda que te montas con tus colegas pero cantando canciones de Demi Lovato vestida de Drag Queen.


A Jem le da un poco de corte lo de cantar porque es la típica mojigata que va de no haber roto nunca un plato y que no se pee para que no la oigan, pero una noche pilla una guitarra y se graba con intenciones de hacerse youtuber. 
No se sabe cómo, pero en dos segundos se maquea y se pinta como una puerta en un intento fallido de parecerse a Ziggy Stardust y se marca un plagio acústico de Regina Spektor que ni Justin Bieber con el Despasito. Su hermana, que es más lista que los ratones coloraos, le hace una putada muy gorda, cuelga el vídeo en youtube y en cerocoma tiene dos millones de likes y se ha hecho viral. Tiembla Dulceida. Como la tía lo está petando hasta en la deep web sin enterarse de nada, se pone en contacto con ella una representante musical de alta alcurnia que no viene a ser otra que Juliette Lewis con la cara más estirada que las cuerdas de una guitarra. Por supuesto, le ofrece el oro y el moro y se las lleva a ella y a sus amigas chupasangres a unos estudios de grabación en los Angeles que harían llorar al mismísimo Phil Spector. En menos de lo que tarda Miley Cyrus en liarse un peta, les pega un repaso y les deja bien claro que su look haría vomitar a una cabra y que necesitan un lavado de cara urgente para poder triunfar, porque ya se sabe que sin dos kilos de maquillaje y mucho autotune no vendes ni agua en una rave en los Monegros. Ojo con el mensaje de mierda que se quiere transmitir al público adolescente al que va dirigida esta peli, que tienen que tener un cacao mental de dimensiones épicas.


Como si fueran los Rolling Stones en un "todo incluido” en Punta Cana, el becario de la Lewis (un Rio Pacheco versión Quién quiere casarse con mi hijo?), las hospeda en la típica mansión de rockeros llena de guitarras y ¿harmónicas?…y entonces pasa una cosa que flipas y que se me había olvidado contaros. Resulta que el padre de Jem, inventor de profesión, antes de morir le regala a su hija unos pendientes horribles y construye una especie de robot inteligente llamado Sinergy. Si recordáis la serie y hacéis memoria sabréis que Sinergy era un ordenador-sintetizador dotado de inteligencia artificial que ayudaba a Jem y que se sincronizaba con sus pendientes para convertirla en “cantanta”, y no un híbrido mezcla de Roomba y un BB-8 Sphero made in China como el que aparece aquí. 
Tras esta aclaración y mi consecuente indignación por semejante profanación de la trama original, el robot empieza a proyectar imágenes raras, como si fueran las diapositivas de las última vacaciones de Jem y su padre en Santa Pola, junto a un holograma del mismo haciendo apología del DIY y un mensaje a lo fight for your right to party muy rancio. Y aquí es donde empieza la magia y el rollito positivo con el que te van a estar machacando hasta que llores pus por los ojos y te crezca una almorrana sangrante del tamaño de un melón.

Para agudizar el sufrimiento y recordarte que estás muy lejos de eso millennials que ayer te llamaron “señora” cuando fuiste a por el pan, toda la película está amenizada por videos reales (o eso parece) de youtubers creando y haciendo cosas super molonas a modo de metáfora, para que no se te olvide nunca que “el límite es el cielo” y que el espíritu de Mr. Wonderful te perseguirá junto a tus sueños hasta la tumba.

Como ya os podéis imaginar, a Jem le montan una gira de puta madre con conciertos secretos a lo Foo Fighters y le hacen firmar un contrato millonario y también secreto sin leer la letra pequeña, en el que el resto de la banda se va a tomar por culo a cambio de acabar convirtiéndola en una Lady Gaga del Bershka. Rencillas, que si “donde dije digo digo Diego”, ahora no respiro…lo típico que nos pasa a las mujeres tomando té con pastas con nuestras amigas de toda la vida. Pues imaginaos si te prometen que vas a triunfar más que Lydia en Eurovisión
Tras más vídeos con mensaje positivo de youtubers fracasados las aguas vuelven a su cauce, todas vuelven a ser amigas como si aquí no pasara nada, Jerrica pilla con el becario y todo es un festival lisérgico de rayos láser, purpurina y morreos aptos para menores en una actuación de Jem y "las otras" digna del Tomorrowland. Y tras casi dos horas de sufrimiento y ataques epilépticos ni rastro de las Misfits hasta que terminan los títulos finales, aparece la típica escena post-créditos de Marvel pero sin Nick Furia y piensas:

1. Acabo de peder años de vida y ganado dioptrías. 
2. Las Misfits mandan y no tu banda. 







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