sábado, 5 de diciembre de 2015

VÍSTETE COMO PUEDAS.

Esta entrada no viene muy a cuento,  vale.  Mi intención  primera con el blog era la de hablar de películas que me causan verdadero horror, en el mismo tono que usaría si estuviera con mis colegas tomando unas cañas en la terraza de cualquier bar. Pese a los intentos de no hacerlo nada más empezar,  las arcadas me han provocado un regusto a bilis que me ha obligado a dar mi opinión sobre algo que me produce tanto horror como cualquiera de las cosas acerca de las que aquí podréis leer: la puta moda de la ropa fea.

Ya hace muchos años que ir a comprar ropa supone una conjunción de sentimientos encontrados entre la  indignación y la depresión más inmediata. Me da tanto asco como el collar tatuaje ese que se puso de moda a finales de los 90 y que ahora (horror!) se vuelve a llevar.
Es frustrante plantearse el echo de tirarse a la calle en busca de la nada, el vacío, algo que sabes que por mucho que deambules como un Zombie entre percheros y te expongas a pillar un cáncer de piel por la luz cegadora de los probadores, nunca vas a encontrar, porque el horror y el mal gusto invaden las tiendas de ropa igual que el perfume apestoso de la cadena Inditex.

Últimamente la cosa ya ha llegado al extremo de provocarme la arcada nada más cruzar la puerta de según qué tiendas. Entre montones de ropa de combinaciones de colores absurdas y que a primera vista podría ser hasta ponible si te tiras al negro, impera la máxima de "el largo es relativo" y "si no brillas no pillas". Y es que estoy hasta el mismísimo de los crop tops y las camisetas con incrustaciones de pedrería, o que tienen más purpurina que el camerino de Alex Gibaja. Aunque lo intentes, no puedes evitar sacar una percha y que a la camiseta que parecía que molaba le falte la mitad. Y da igual lo que sea, ya se han permitido hasta el lujo de cortar camisas de franela y  sudaderas como si el objetivo único fuera que te asomara media teta por debajo de esa prenda que mi madre usaría para quitar el polvo.

La temática de los crop tops no tiene límites. Igual ves a una niña fan de Gemeliers con un crop top de los Ramones, con letras rosas y mucho brillo brillo, como a una señora que le gusta el potaje, con un símbolo de batman de lentejuelas a punto de explotar y una frase super profunda a la par que cool escrita en Comic Sans. El universo crop top ha llegado a límites inexpugnables y se extiende por las tiendas como una plaga de prendas deformes que se mide en duelo con las lentejuelas y las camisetas con más pedrería que un Ferrari de Swarovski. Ha llegado un punto en que encontrar UNA camiseta ponible es más difícil que pellizcar paredes. Y es que nos vestimos para salir a la calle a hacer cosas de persona sencilla como tomarte algo o ir a trabajar, no para ir a la fiesta del desvirgue de Miley Cyrus.



Por otra parte, existe el gran enigma del tallaje. Me refiero a la puta odisea de comprarte unos pantalones,  o ya no comprarlos, por lo menos meterte en ellos sin miedo a sufrir un derrame cerebral. 
Lo que en algunas tiendas te hace sentir "normal", en otras te hace mutar en una puta ballena con piernas de hobbit, un troll con gemelos enormes por los que no va a pasar ese pitillo con unos rotos en las rodillas que a ti lo único que hacen es enfriarte los tobillos. Tanto cuesta tomar la talla de una persona normal? Me tengo que creer que la gran mayoría de mujeres tienen un largo de pantalón que hasta Gasol tendría que hacerse meter los bajos?  Ha llegado un punto en que he memorizado tantas equivalencias de tallas que no sé si voy a probarme unos pantalones o a resolver una ecuación de segundo grado. Total, para que a media cadera no suban o metas la pierna por los veinte rotos que tiene y que ya son zanjas, de tantas que se los han probado, y cuando te los has metido, si es que aún te llega la sangre al cerebro, te agaches y se te vea íntegra la raja del culo, y la cintura del pantalón da la vuelta y se junta con tu calmel toe. Super talle bajo lo llaman. Yo lo llamo pantalones de mierda.

Y si hablamos de las modas absurdas que han ido pasando desde que tengo memoria ya me quedo sola. Este invierno se llevan las bufandas manta., con estampado de manta de cuadros y tamaño manta de sofá. Me meo. Ves a las chicas por la calle envueltas en eso que ellas creen que son bufandas de cuadros gigantes, a lo Lenny Kravitz con su alfombra para el cuello, pero eso sí,  sin chaqueta, porque debajo de la manta deben llevar camuflado un brasero o una estufa de butano que funciona a base de tus propios pedos. Y lo peor es que esas son de las que se reían del mejor invento de la historia, la batamanta. Se ha extendido hasta tal punto la moda de la bufanda-manta,  que ya las venden hasta en el Lidl.
Y las botas "quiero que sea verano en invierno"?  Esas botas con suelas de goma que parecen cemento armado, que tienes que tener unos músculos superdesarollados para poder pisar sin parecer coja, llenas de hebillas y cierres imposibles,  que necesitas una llave Allen cada vez que te las quieres quitar, pero ojo! que llevan medio pie al aire para darle un rollo moderno y ergonómico. El súmmum de la estupidez. Y la moda de mezclar estampados étnicos y hippies con emoticonos del whatsapp, unicornios y grumpy cats?  Es como si se hubiese jugado un partido de futbol en el que la pelota es una boñiga de mierda,  con mucha purpurina y pedrería claro, y el mal gusto hubiese ganado por goleada.
Y es inevitable a veces subirse al carro de lo que está de moda y caer en las redes de la porquería, dejarse llevar por la aberración de los pantalones sobaqueros, los shorts metidos por el ojete y las camisetas péplum que le quedan bien a un ser humano de cada mil, aunque gracias a gente que se lo curra, todavía hay algo de esperanza. 

Pero no todo es malo y a veces Satán está de tu lado. Te acuerdas de cuando hace 15 años pediste aquel deseo a esa estrella fugaz mientras chamuscabas malvaviscos al calor de una fogata? Yo no. 
A veces hay algo que te gusta, y por alguna razón que escapa a la lógica, lo hay de tú talla (que nunca sabes exactamente cuál es), pero eres tan gilipollas que no te lo compras. Crees que no te hace falta, cuando tienes el armario con más espacio que una película de Star Trek. Ya vendré otro día, dices. Pasan los días y decides volver a la tienda, que está tan lejos como Groenlandia, a una hora y media de camino, en la que vas pensando lo mona que vas a estar con esa mierda de mala calidad que te va a costar menos de 20 euros. Esta noche lo vas a pesar y encima te sobra pasta para cubatas. Nada puede salir mal. Pero era inevitable, llevas escrito loser en la frente con tinta invisible, o te giras y hay un crop top con brilli brilli que te recuerda que alguna "barbie bitch" puede llevarse esa ropa con sólo mirarla de reojo u olerla desde la puerta. Y da igual si le iba 4 tallas grande, con la excusa de las maxi cosas (otro invento que me tiene loca), conseguirá hacer de un saco de patatas un "maxi" vestido. Y te engañas, te comes tu mierda penosa y te empiezas a creer la gran mentira de que en realidad te hacía menos falta que unos leggins color carne, que como todo lo horrible, acabarán poniéndose también de moda.




3 comentarios:

  1. Totalmente fantabuloso morni

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  2. Este blog le devuelve a uno la fe en la humanidad!

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  3. Tienes toda la razón del mundo, ya no se puede comprar ni una camiseta de tirantes básica, sin que venga con brilli brilli, un print de un cupcake, gato, o lo que sea. A ver si se nos pasa pronto la tontería...

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