lunes, 7 de diciembre de 2015

EL HOMBRE ES UN LOBO PARA EL HOMBRE.

Hoy no me da la gana hablar muy mal de nada. Hablaré solo mal de una de las dos películas que he visto y bien de la otra, lo que es hasta una sorpresa para mi. 
Dentro del género de terror, el subgénero de los licántropos me da bastante igual, la verdad. Sólo hay que ver la saga "Underworld" para perder toda esperanza. O pensar que la idea que tiene la juventud de hoy en día de lo que es un hombre lobo sea la de los metrosexuales indios de la saga Crepúsculo. Las pelis de hombres lobo no son santo de mi devoción y sólo destacaría un par de la que guardo buen en recuerdo: "Dog Soldiers" y "Un hombre lobo americano en Londres", y no estrictamente de terror, "Yo fui un hombre lobo adolescente" y "Mi madre es una mujer lobo", esta última por pura nostalgia de cuando iba al videoclub con 8 años y le intentaba tomar el pelo a mi madre para que me dejara alquilar películas de mayores. Algunos querrán matarme muy lentamente por no mencionar "La marca del hombre lobo" con Paul Naschy o "Aullidos" de Joe Dante, pero en realidad no es un género que me tome nada en serio,  lo que hace que películas como "Teen Wolf" me vuelvan muy loca.


Echándole valor y ganas me he atrevido a ver del tirón "Howl" y "Wer",  dos películas que no me llamarían nada la atención si no fuera por el nivel de aburrimiento y sopor que suelo sufrir los domingo por la mañana. "Howl" contaba con una premisa tan prometedora como el futuro de Piolín en la NBA: un tren queda parado en mitad de un bosque, plagado de seres sospechosos con ojos amarillos brillantes, cuyo entretenimiento es hacer la vida imposible a los pocos pasajeros que se han quedado atrapados en sus vagones. Si alguna vez Renfe os deja tirados  a la intemperie, recordad que la mayoría de los licántropos son rumanos, así que juzgad vosotros mismos si debéis salir corriendo o guardaros el móvil en el bolsillo. 
No os penséis que "Howl" es un "Serpientes en el avión" y que los bichos peludos se pasean a sus anchas por el vagón cafetería, escondiéndose en el baño para fumar o evitando cruzarse con el revisor para no pagar el billete. En esta película los hombres lobo son unos putos vagos. Se supone que tienen una fuerza sobrehumana pero no pueden abrir las puertas del tren, y cuando lo consiguen, no se molestan ni en correr detrás de la gente, si no que se quedan inmóviles, mirando al infinito, esperando a que alguien les lance un frisbee.

Paul Hyatt, que por cierto es el director de "The Descent" (recomendación máxima desde ya), ha hecho lo de casi siempre,  encerrar entre cuatro paredes a un tropel de extraños super estereotipados y con actuaciones patéticas, para que tengan unas conversaciones tan banales y unos diálogos tan estúpidos que aburren hasta a los propios hombres lobos, que ya estaban cansados antes de ayer. Personajes de patada en la cara, otros que aparecen al principio y no se vuelve a saber nada más de ellos, y alguna que otra patillada que te arranca un ja! y te da tregua para levantarte al lavabo y no volver. La recién bautizada por mi como "Hombres lobo gandules" os puede recordar a millones de películas de gente encerrada en sitios con bichos malos fuera, así que si estáis un poco curtidos en la materia, os va a resultar todo tan previsible como parece. Si bien es cierto que no es una película terrible de las de clamar al cielo "oh, dios mío arráncame los ojos!", hay que agradecer que los momentos más interesantes (contados con la uña de un dedo) se aliñen con algo de casquería fina, lo que no la salva de ser la típica película que podéis dejar de ver en cuanto muere el primer actor, que rompiendo las reglas, no es negro ni se ha tirado a nadie, que se sepa. 
Como anécdota y dato para los freaks a los que les gusta reconocer a actores en otras películas con la misma ilusión del que canta línea en el bingo, decir que uno de los personajes femeninos está interpretado por Shauna MacDonald, la protagonista de The Descent. 

Pero qué cojones he hecho con esta hora y media de mi vida? De saberlo habría empezado empezado por lo que a mi de verdad me gusta, las películas rodadas cámara en mano, las que te hacen potar de mareo y en las que siempre hay una parte rodada con visión nocturna. "Wer" es un una de éstas, un mockumentary, un falso documental para los de pueblo como yo, así que lo tenía todo para llamar mi atención más que un billete de 500 tirado en medio de la calle.

Olvidaros de "Howl", porque  el fondo puede ser el mismo, pero la forma es totalmente distinta y el desarrollo es mucho más pausado y poco habitual, así que hay que meterse de lleno en la trama y tener paciencia, porque la mandanga llega, pero tarda.
"Wer" (abreviatura de Werewolf) plantea la historia de Talan Gwynek, un hombre con manos grandes como cabezas de enano y con mucho pelo, rollo Roberto Dueñas, al que culpan de haber asesinado al padre y al hijo de la familia Porter y haber dejado sus cuerpos que ni para echarlos a los perros. Claire Porter, la madre de la familia y única superviviente, asegura haber visto a un "animal más hombre que animal" atacar a su familia, con lo que el pobre señor enorme, que tiene la desgracia de vivir en una casa en el bosque y tener una enfermedad del metabolismo llamada Porfiria, es acusado de asesinato. Ante tal injusticia de la vida, Kate Moore (pronúnciese candemor), una abogada muy indignada a la par que profesional, junto con un amiguete investigador y un ex-novio especialista en animales raros, deciden hacerse cargo de su defensa. Si no habéis pegado ninguna cabezada hasta este punto bien. A la película le cuesta tanto arrancar como a ellos recopilar datos para el caso, porque tardan lo que dura una temporada entera de CSI en conseguir 4 pruebas de mierda, pero el desenlace de los acontecimientos y las escenas de acción molan tanto que merece la pena pasar por ese trámite. Aunque la acción llega tarde, lo hace para quedarse hasta el final y de repente todo se vuelve extremadamente violento, el hombre alto pone en práctica sus dotes para el arte del Parkour y empieza a repartir estopa a diestro y siniestro, sin cortarse un pelo.


No suelo empatizar nada con los personajes masculinos y me cuesta mucho entrar en una película si no hay helado de por medio, y es que tiene que ser muy jodido meterte en la piel de alguien que tiene pelos hasta en el café con leche y que se pone tonto cuando hay luna llena, pero con Talan tengo que reconocer que he pasado de querer peinarle la espalda y hacerle una colcha de patchwork a desear abrirle la cabeza con un hacha. Y en lo que dura este ir y venir de sentimientos contradictorios, la historia se va liando cosa mala y empieza un bombardeo de información y datos nivel Ramón y Cajal, que si no pones bien la oreja y te lo tomas en serio 
El uso de la cámara subjetiva le saca mucho partido a una película, que sin contar nada nuevo, es una buena reinterpretación de la leyenda del hombre lobo, y es que hay escenas de acción en los que la cámara está situada en los rifles de los policías y parece que estés montando en una montaña rusa detrás de un big foot cabreado intentando arrancarte la cara. Y podría reírme muy fuerte de algunas escenas, y explicar cosas hasta el nivel de gritar a lo Lola Flores "si me queréis, irse" para que no leáis nada sobre la peli y os enfrentéis totalmente vírgenes a ella, pero me lo he pasado tan bien viéndola que ponerme a espoilear sería una putada muy gorda. 

Si me queréis, WERla! xD

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