martes, 17 de octubre de 2017

XCONFESSIONS: A LAS TÍAS NOS GUSTA EL PORNO.


A las chicas nos gusta follar. Decimos que "nos tocamos" cuando queremos decir que nos hacemos pajas, y nos gusta el porno tanto como a los hombres. Que no lo aireemos a los cuatro vientos no significa que no seamos consumidoras de un producto popular y necesario como la pornografía, entre otras cosas, porque si eres un tío y ves porno eres un machote que sabe pasárselo guay, pero si lo haces tú, es que eres una cochina adoradora de Satán. Desgraciadamente, hemos pasado muchos ratos de nuestra vida tragando (nunca mejor dicho) con lo que se supone que es el estándar del porno, el “chupa, chupa que yo te aviso” y el “tranquila que sólo duele un poco”, haciéndonos cruces desde bien jóvenes, intentando vender nuestra alma al diablo a cambio de no ser desvirgadas por un Nacho Vidal de extrarradio.
Estamos hasta el gorro de ver cuerpos de mentira con tetas mal operadas y simios con tabletas de chocolate fruto de muchas horas de gimnasio y muy pocas horas de lectura, posturas rompe-espaldas y caras de sufrimiento que se alejan totalmente de lo que conocemos como placer. Porque aquí hemos venido a jugar, a pasarlo bien y a corrernos de gusto. Afortunadamente, de un tiempo a esta parte, la industria del porno cuenta con directoras que saben de sobra que el porno es machista y que por mucho que nos pongan mirando a cuenca, estamos hartas de fingir orgasmos.

Erika Lust, directora sueca afincada en Barcelona, es un referente para todas las mujeres que queremos disfrutar del sexo real sin arcadas. Muchos podrían pensar que su visión feminista se centra en mostrar sólo lo que a las mujeres nos gusta que nos hagan, utilizando al hombre como un objeto y empoderándonos hasta niveles insultantes. Algunos hasta podrán acuñar el término “feminazi” sin ningún tipo de sustento y es que de tontos está el mundo lleno. Nada más allá de la realidad. El único objetivo de sus películas es mostrar a las personas como sujetos de placer y no como objetos de deseo. No es tan difícil conseguir que se vea reflejado en la pantalla como dos, tres o cuarenta adultos se lo pasan bien y disfrutan del sexo, con caricias, besos y sonrisas sin tener que estar sufriendo por sus vidas y sus orificios. El placer es el objetivo final y el clitoris existe, no son los padres.



En XConfessions, Erika Lust retrata en pequeños cortos un sinfín de relaciones distintas: pansexuales, homosexuales, heteros…hasta en alguna de ellas podemos ver sexo con fantasmas y fetichismo con la comida. No hay cabida para los prejuicios, los cuerpos perfectos y las posturas sólo aptas para contorsionistas del circo del sol. Si un skater púber quiere follarse a tu madre lo va a hacer, si sueñas con enrollarte con una socorrista mientras te conviertes en sireno, va a pasar, igual que si fantaseas con hacerle una mamada a Don Draper metida en un ceñido vestido verde talla 50 a lo Christina Hendrix. 


10 Volúmenes conforman la saga de XConfessions y aunque no los he visto todos, sí tengo mis preferidos por su originalidad, detalles e historia, 5 de los cuales os dejo ahí abajo por si os pica la entrepierna. Y es que sí amigos, aquí hay historia, bromas, diálogos y un festival de realismo y cosas normales que hacéis en vuestras casas pero con muchos filtros, sin prisas y con sábanas oliendo a Mimosín. Y es que si en el siglo XXI aún os creéis la historia del butanero, por favor, dadme su número. 


Celebrar el día de tu aniversario en la habitación de un hotel, pedirle a tu novio que te diga cosas guarras y que nombre a tu hermana. Ya la tenemos liada. 
Poppy Cox / Dean Van Damme
2015






Te pone ver a un maromo montando los muebles de Ikea? Hazte dos litros de limonada, ponte un bikini y unas gafas de sol y a disfrutar del panorama. Y no te lo hagas mirar, es más normal de lo que parece. 
Carol Vega, Cristian Frei
2013







Móntate una fiesta con los colegas intelectuales y échalos a todos por muermos cuando el chico que te gusta se vaya al baño. Ahora entre vosotros sólo se interpone una isla de madera en medio de la cocina y el mejor de tu vibradores. 
Jesse Stryder, Sadie Lune
2016







Un obseso por Milo Manara da rienda suelta a su imaginación tras conseguir una copia de "The Art of Spanking”. 
Luke Hotrod, Carol Vega 
2014







Cuando la tierra está desolada y el agua es un bien escaso y preciado tienes dos opciones, luchar por ella a las buenas...o a las muy buenas.
Maria Riot, Luke Hotrod
2015








GuardarGuardar

miércoles, 27 de septiembre de 2017

JEM & THE HOLOCAUST


Si sois de los que habéis tenido una infancia macarra más allá de la muñeca Barbie, el Linea Directa y el Diseña tu moda, sabréis que la serie de Jem & the Holograms era lo puto más. Bueno, en realidad lo que más molaba eran sus archienemigas las Misfits, pero en esta peli no hay rastro de ellas, así que una x menos que despejar en la ecuación. Jem (Jerrica Benton) era como una Barbie ciclada con el pelo rosa y los ojos pintados como un mapache gay, a la que se le iluminaban los pendientes cada vez que se convertía en estrella de rock. Una mujer empoderada, empresaria de éxito y con un alter ego que llevaba de cabeza a su novio, quien a la vez era su road manager sin saberlo. La serie era una maravilla, con una trama digna de los guionistas de Perdidos, y más ochentera que Ana Torroja comprando calentadores en el Sepu. Y es que a falta de conocer a los Twisted Sisters, esos looks exagerados de leopardo y leggins fluorescentes le robaban a una el corazón y te hacían odiar la prenda favorita de tu madre y tu peor enemigo: el chándal de táctel aka chándal de yonki.

Y como el mundo del cine no tenía suficiente con una terrible película sobre Josie y las Melódicas, a alguien se le ocurrió que era buena idea que el director de G.I. Joe: La Venganza hiciese una adaptación al cine de la serie de Jem & the Holograms para fans de Hannah Montana con encefalograma plano y gentuza como yo. 
Vamos a resumir así a grandes rasgos este alarde de imaginación hecho película.


Jerrica (Jem en la intimidad) es una cateta pueblerina que vive con su hermana, su tía (Molly Ringwald) y 4 amigas en una casa de puta madre de la cual las van a desahuciar en breve. Las amigas de turno, de las cuales no se sabe muy bien si es que no tienen casa o es que las han largado antes de cumplir los 15, no parecen tener oficio ni beneficio y tampoco parece que tengan mucha intención de mandar su currículum al Ranstad yankie, pero se pasan toda la película con unos auriculares de mínimo 100 pavos colgados del cuello. A estas chavalas “ninis" les mola mucho cantar y están enganchadas a las redes sociales, por lo que se graban vídeos haciendo el mongol y disfrazándose con los habituales ropajes ochenteros, chaquetas con hombreras y pelucas que todos tenemos en el enorme garaje de nuestra casa de Alabama. Vamos que vienen a ser como una metáfora de los primeros ensayos con la banda de mierda que te montas con tus colegas pero cantando canciones de Demi Lovato vestida de Drag Queen.


A Jem le da un poco de corte lo de cantar porque es la típica mojigata que va de no haber roto nunca un plato y que no se pee para que no la oigan, pero una noche pilla una guitarra y se graba con intenciones de hacerse youtuber. 
No se sabe cómo, pero en dos segundos se maquea y se pinta como una puerta en un intento fallido de parecerse a Ziggy Stardust y se marca un plagio acústico de Regina Spektor que ni Justin Bieber con el Despasito. Su hermana, que es más lista que los ratones coloraos, le hace una putada muy gorda, cuelga el vídeo en youtube y en cerocoma tiene dos millones de likes y se ha hecho viral. Tiembla Dulceida. Como la tía lo está petando hasta en la deep web sin enterarse de nada, se pone en contacto con ella una representante musical de alta alcurnia que no viene a ser otra que Juliette Lewis con la cara más estirada que las cuerdas de una guitarra. Por supuesto, le ofrece el oro y el moro y se las lleva a ella y a sus amigas chupasangres a unos estudios de grabación en los Angeles que harían llorar al mismísimo Phil Spector. En menos de lo que tarda Miley Cyrus en liarse un peta, les pega un repaso y les deja bien claro que su look haría vomitar a una cabra y que necesitan un lavado de cara urgente para poder triunfar, porque ya se sabe que sin dos kilos de maquillaje y mucho autotune no vendes ni agua en una rave en los Monegros. Ojo con el mensaje de mierda que se quiere transmitir al público adolescente al que va dirigida esta peli, que tienen que tener un cacao mental de dimensiones épicas.


Como si fueran los Rolling Stones en un "todo incluido” en Punta Cana, el becario de la Lewis (un Rio Pacheco versión Quién quiere casarse con mi hijo?), las hospeda en la típica mansión de rockeros llena de guitarras y ¿harmónicas?…y entonces pasa una cosa que flipas y que se me había olvidado contaros. Resulta que el padre de Jem, inventor de profesión, antes de morir le regala a su hija unos pendientes horribles y construye una especie de robot inteligente llamado Sinergy. Si recordáis la serie y hacéis memoria sabréis que Sinergy era un ordenador-sintetizador dotado de inteligencia artificial que ayudaba a Jem y que se sincronizaba con sus pendientes para convertirla en “cantanta”, y no un híbrido mezcla de Roomba y un BB-8 Sphero made in China como el que aparece aquí. 
Tras esta aclaración y mi consecuente indignación por semejante profanación de la trama original, el robot empieza a proyectar imágenes raras, como si fueran las diapositivas de las última vacaciones de Jem y su padre en Santa Pola, junto a un holograma del mismo haciendo apología del DIY y un mensaje a lo fight for your right to party muy rancio. Y aquí es donde empieza la magia y el rollito positivo con el que te van a estar machacando hasta que llores pus por los ojos y te crezca una almorrana sangrante del tamaño de un melón.

Para agudizar el sufrimiento y recordarte que estás muy lejos de eso millennials que ayer te llamaron “señora” cuando fuiste a por el pan, toda la película está amenizada por videos reales (o eso parece) de youtubers creando y haciendo cosas super molonas a modo de metáfora, para que no se te olvide nunca que “el límite es el cielo” y que el espíritu de Mr. Wonderful te perseguirá junto a tus sueños hasta la tumba.

Como ya os podéis imaginar, a Jem le montan una gira de puta madre con conciertos secretos a lo Foo Fighters y le hacen firmar un contrato millonario y también secreto sin leer la letra pequeña, en el que el resto de la banda se va a tomar por culo a cambio de acabar convirtiéndola en una Lady Gaga del Bershka. Rencillas, que si “donde dije digo digo Diego”, ahora no respiro…lo típico que nos pasa a las mujeres tomando té con pastas con nuestras amigas de toda la vida. Pues imaginaos si te prometen que vas a triunfar más que Lydia en Eurovisión
Tras más vídeos con mensaje positivo de youtubers fracasados las aguas vuelven a su cauce, todas vuelven a ser amigas como si aquí no pasara nada, Jerrica pilla con el becario y todo es un festival lisérgico de rayos láser, purpurina y morreos aptos para menores en una actuación de Jem y "las otras" digna del Tomorrowland. Y tras casi dos horas de sufrimiento y ataques epilépticos ni rastro de las Misfits hasta que terminan los títulos finales, aparece la típica escena post-créditos de Marvel pero sin Nick Furia y piensas:

1. Acabo de peder años de vida y ganado dioptrías. 
2. Las Misfits mandan y no tu banda. 







GuardarGuardar

viernes, 22 de septiembre de 2017

UNA TERRORIFICA PUTA MIERDA.

Ivancillo Bigotes se incorpora a las filas de este incalificable blog para dar su más sincera opinión acerca de los truños cinemátográficos que tiene las tragaderas de ver en sus momentos de ocio. Y es que es digno de ser estudiado el que alguien con tan buen gusto para la vida en general tenga tan mal gusto para elegir como entretenerse en sus ratos libres. 

A ver cómo os lo explico. Es que estoy en Copenhague solo en un apartamento viejo donde suenan ruiditos por todas partes y tampoco me apetecía ponerme una de las chungas que luego me dejara acojonado, así que me he puesto a buscar y me he encontrado con Dracula: Untold. A ver, que ya lo sé, que tiene una pinta como para morirse, pero yo qué sé, sale Luke Evans haciendo de Drácula, así que digo, mira, igual me echo unas risas. Pero no. La cosa ha ido así:





La cosa empieza con Vlad el Empalador yendo de monte con los colegas, y todo bien hasta que entran en una cueva donde resulta que hay un vampiro, porque joder, es Transilvania y ahí es lo suyo. Pero resulta que en el s.XV Transilvania es un sitio tope chachi y Vlad es un tío majísimo y tiene una mujer estupenda y un hijo muy echao palante y son todos muy piadosos y todo les va genial, tía. Vale, pero también tienen ahí a los turcos, a quienes rinden pleitesía a regañadientes, tocando los cojones porque son muy hijos de puta, nivel “nos vamos a llevar a 1.000 críos a la mili, y el tuyo el primero”. Y que por otra parte, me parece que en el pueblo, 1.000 no los hacen ni juntando a los niños, los viejos y las cabras.



Total, que Vlad dice que gaitas, que a su niño y a su mujer no los toca nadie, y se carga a la comitiva turca al completo a golpe de mandoble ninja. Como se ve venir una buena por parte del sultán turco, que tiene aspecto de nini, Vlad decide ir a la cueva donde estaba el vampiro a que le convierta en superhéroe. El vampiro es un yayo que da una grimaza terrible, pero que a su manera es bastante majo. Total, que le da un período de prueba de ser vampiro durante tres días a ver qué pasa, si no le gusta luego tan amigos. Pero vamos, que mientras no beba sangre, que no pasa nada.
El Vlad Tepes, hecho un basilisco, se vuelve al pueblo y se carga 1.000 turcos a hostia limpia él solo. Este es uno de los momentos más graciosos de la peli. Después de eso le entran ganas de beber sangre, claro, y además la mujer va por ahí escotiflada todo el día, con lo que el hombre va entre palote y sediento y lo pasa muy malamente. Pero todo sea por salvar al pueblo y sobretodo a la mujer y el hijo.

Aligero, que es tarde. El pueblo entero se va a un monasterio en lo alto de un cerro donde es más difícil que los turcos metan mano, pero vamos, que llegan allí igualmente y Vlad los combate con la ayuda de millones de todos los murciélagos de los Cárpatos, pero en el fragor de la batalla le raptan al hijo y se cargan a la mujer, y de paso a casi todo el pueblo. Y claro, ahí ya nuestro héroe se cabrea, le pega un bocao a la parienta, se convierte en un vampiro con todas las de la ley y convierte también a los pobres desgraciados que habían sobrevivido para ir a liarla al campamento turco, donde se los cargan a todos, nini incluido y rescatan al chavalín, que casi acaba comido por los vampiros, también te lo digo. Y el final es muy bonito, que tiene sorpresa. Bueno, no es una sorpresa, pero vamos, que tiene un qué.



En mi modesta opinión, esta peli no hay por dónde cogerla. Me esperaba una cosa chunga, pero es que esto no tiene ni gracia. Es una sucesión de escenas a cada cuál más absurda que no tienen ni pies ni cabeza. Estéticamente es muy bonita, eso sí, pero vamos, que al final es una mezcla rara de 300, Batman, Astérix, y el Drácula de Francisfór, con lo que tampoco tiene mucho mérito. El Luke Evans se pasa toda la peli con la misma jeta. Bueno, todos los personajes son bastante planicos. Y los turcos dan mucha rabia todos, eso sí.

Si os mola el rollito épico en plan 300 y esas cosas, igual le encontráis el punto, pero tenéis que ser muy flipados para eso. Yo no me la jugaría. Y si os acaba gustando, no se lo digáis a nadie.


Me moló: 1/5
Nivel de canguelo: -8/5



GuardarGuardar

lunes, 7 de diciembre de 2015

EL HOMBRE ES UN LOBO PARA EL HOMBRE.

Hoy no me da la gana hablar muy mal de nada. Hablaré solo mal de una de las dos películas que he visto y bien de la otra, lo que es hasta una sorpresa para mi. 
Dentro del género de terror, el subgénero de los licántropos me da bastante igual, la verdad. Sólo hay que ver la saga "Underworld" para perder toda esperanza. O pensar que la idea que tiene la juventud de hoy en día de lo que es un hombre lobo sea la de los metrosexuales indios de la saga Crepúsculo. Las pelis de hombres lobo no son santo de mi devoción y sólo destacaría un par de la que guardo buen en recuerdo: "Dog Soldiers" y "Un hombre lobo americano en Londres", y no estrictamente de terror, "Yo fui un hombre lobo adolescente" y "Mi madre es una mujer lobo", esta última por pura nostalgia de cuando iba al videoclub con 8 años y le intentaba tomar el pelo a mi madre para que me dejara alquilar películas de mayores. Algunos querrán matarme muy lentamente por no mencionar "La marca del hombre lobo" con Paul Naschy o "Aullidos" de Joe Dante, pero en realidad no es un género que me tome nada en serio,  lo que hace que películas como "Teen Wolf" me vuelvan muy loca.


Echándole valor y ganas me he atrevido a ver del tirón "Howl" y "Wer",  dos películas que no me llamarían nada la atención si no fuera por el nivel de aburrimiento y sopor que suelo sufrir los domingo por la mañana. "Howl" contaba con una premisa tan prometedora como el futuro de Piolín en la NBA: un tren queda parado en mitad de un bosque, plagado de seres sospechosos con ojos amarillos brillantes, cuyo entretenimiento es hacer la vida imposible a los pocos pasajeros que se han quedado atrapados en sus vagones. Si alguna vez Renfe os deja tirados  a la intemperie, recordad que la mayoría de los licántropos son rumanos, así que juzgad vosotros mismos si debéis salir corriendo o guardaros el móvil en el bolsillo. 
No os penséis que "Howl" es un "Serpientes en el avión" y que los bichos peludos se pasean a sus anchas por el vagón cafetería, escondiéndose en el baño para fumar o evitando cruzarse con el revisor para no pagar el billete. En esta película los hombres lobo son unos putos vagos. Se supone que tienen una fuerza sobrehumana pero no pueden abrir las puertas del tren, y cuando lo consiguen, no se molestan ni en correr detrás de la gente, si no que se quedan inmóviles, mirando al infinito, esperando a que alguien les lance un frisbee.

Paul Hyatt, que por cierto es el director de "The Descent" (recomendación máxima desde ya), ha hecho lo de casi siempre,  encerrar entre cuatro paredes a un tropel de extraños super estereotipados y con actuaciones patéticas, para que tengan unas conversaciones tan banales y unos diálogos tan estúpidos que aburren hasta a los propios hombres lobos, que ya estaban cansados antes de ayer. Personajes de patada en la cara, otros que aparecen al principio y no se vuelve a saber nada más de ellos, y alguna que otra patillada que te arranca un ja! y te da tregua para levantarte al lavabo y no volver. La recién bautizada por mi como "Hombres lobo gandules" os puede recordar a millones de películas de gente encerrada en sitios con bichos malos fuera, así que si estáis un poco curtidos en la materia, os va a resultar todo tan previsible como parece. Si bien es cierto que no es una película terrible de las de clamar al cielo "oh, dios mío arráncame los ojos!", hay que agradecer que los momentos más interesantes (contados con la uña de un dedo) se aliñen con algo de casquería fina, lo que no la salva de ser la típica película que podéis dejar de ver en cuanto muere el primer actor, que rompiendo las reglas, no es negro ni se ha tirado a nadie, que se sepa. 
Como anécdota y dato para los freaks a los que les gusta reconocer a actores en otras películas con la misma ilusión del que canta línea en el bingo, decir que uno de los personajes femeninos está interpretado por Shauna MacDonald, la protagonista de The Descent. 

Pero qué cojones he hecho con esta hora y media de mi vida? De saberlo habría empezado empezado por lo que a mi de verdad me gusta, las películas rodadas cámara en mano, las que te hacen potar de mareo y en las que siempre hay una parte rodada con visión nocturna. "Wer" es un una de éstas, un mockumentary, un falso documental para los de pueblo como yo, así que lo tenía todo para llamar mi atención más que un billete de 500 tirado en medio de la calle.

Olvidaros de "Howl", porque  el fondo puede ser el mismo, pero la forma es totalmente distinta y el desarrollo es mucho más pausado y poco habitual, así que hay que meterse de lleno en la trama y tener paciencia, porque la mandanga llega, pero tarda.
"Wer" (abreviatura de Werewolf) plantea la historia de Talan Gwynek, un hombre con manos grandes como cabezas de enano y con mucho pelo, rollo Roberto Dueñas, al que culpan de haber asesinado al padre y al hijo de la familia Porter y haber dejado sus cuerpos que ni para echarlos a los perros. Claire Porter, la madre de la familia y única superviviente, asegura haber visto a un "animal más hombre que animal" atacar a su familia, con lo que el pobre señor enorme, que tiene la desgracia de vivir en una casa en el bosque y tener una enfermedad del metabolismo llamada Porfiria, es acusado de asesinato. Ante tal injusticia de la vida, Kate Moore (pronúnciese candemor), una abogada muy indignada a la par que profesional, junto con un amiguete investigador y un ex-novio especialista en animales raros, deciden hacerse cargo de su defensa. Si no habéis pegado ninguna cabezada hasta este punto bien. A la película le cuesta tanto arrancar como a ellos recopilar datos para el caso, porque tardan lo que dura una temporada entera de CSI en conseguir 4 pruebas de mierda, pero el desenlace de los acontecimientos y las escenas de acción molan tanto que merece la pena pasar por ese trámite. Aunque la acción llega tarde, lo hace para quedarse hasta el final y de repente todo se vuelve extremadamente violento, el hombre alto pone en práctica sus dotes para el arte del Parkour y empieza a repartir estopa a diestro y siniestro, sin cortarse un pelo.


No suelo empatizar nada con los personajes masculinos y me cuesta mucho entrar en una película si no hay helado de por medio, y es que tiene que ser muy jodido meterte en la piel de alguien que tiene pelos hasta en el café con leche y que se pone tonto cuando hay luna llena, pero con Talan tengo que reconocer que he pasado de querer peinarle la espalda y hacerle una colcha de patchwork a desear abrirle la cabeza con un hacha. Y en lo que dura este ir y venir de sentimientos contradictorios, la historia se va liando cosa mala y empieza un bombardeo de información y datos nivel Ramón y Cajal, que si no pones bien la oreja y te lo tomas en serio 
El uso de la cámara subjetiva le saca mucho partido a una película, que sin contar nada nuevo, es una buena reinterpretación de la leyenda del hombre lobo, y es que hay escenas de acción en los que la cámara está situada en los rifles de los policías y parece que estés montando en una montaña rusa detrás de un big foot cabreado intentando arrancarte la cara. Y podría reírme muy fuerte de algunas escenas, y explicar cosas hasta el nivel de gritar a lo Lola Flores "si me queréis, irse" para que no leáis nada sobre la peli y os enfrentéis totalmente vírgenes a ella, pero me lo he pasado tan bien viéndola que ponerme a espoilear sería una putada muy gorda. 

Si me queréis, WERla! xD

sábado, 5 de diciembre de 2015

VÍSTETE COMO PUEDAS.

Esta entrada no viene muy a cuento,  vale.  Mi intención  primera con el blog era la de hablar de películas que me causan verdadero horror, en el mismo tono que usaría si estuviera con mis colegas tomando unas cañas en la terraza de cualquier bar. Pese a los intentos de no hacerlo nada más empezar,  las arcadas me han provocado un regusto a bilis que me ha obligado a dar mi opinión sobre algo que me produce tanto horror como cualquiera de las cosas acerca de las que aquí podréis leer: la puta moda de la ropa fea.

Ya hace muchos años que ir a comprar ropa supone una conjunción de sentimientos encontrados entre la  indignación y la depresión más inmediata. Me da tanto asco como el collar tatuaje ese que se puso de moda a finales de los 90 y que ahora (horror!) se vuelve a llevar.
Es frustrante plantearse el echo de tirarse a la calle en busca de la nada, el vacío, algo que sabes que por mucho que deambules como un Zombie entre percheros y te expongas a pillar un cáncer de piel por la luz cegadora de los probadores, nunca vas a encontrar, porque el horror y el mal gusto invaden las tiendas de ropa igual que el perfume apestoso de la cadena Inditex.

Últimamente la cosa ya ha llegado al extremo de provocarme la arcada nada más cruzar la puerta de según qué tiendas. Entre montones de ropa de combinaciones de colores absurdas y que a primera vista podría ser hasta ponible si te tiras al negro, impera la máxima de "el largo es relativo" y "si no brillas no pillas". Y es que estoy hasta el mismísimo de los crop tops y las camisetas con incrustaciones de pedrería, o que tienen más purpurina que el camerino de Alex Gibaja. Aunque lo intentes, no puedes evitar sacar una percha y que a la camiseta que parecía que molaba le falte la mitad. Y da igual lo que sea, ya se han permitido hasta el lujo de cortar camisas de franela y  sudaderas como si el objetivo único fuera que te asomara media teta por debajo de esa prenda que mi madre usaría para quitar el polvo.

La temática de los crop tops no tiene límites. Igual ves a una niña fan de Gemeliers con un crop top de los Ramones, con letras rosas y mucho brillo brillo, como a una señora que le gusta el potaje, con un símbolo de batman de lentejuelas a punto de explotar y una frase super profunda a la par que cool escrita en Comic Sans. El universo crop top ha llegado a límites inexpugnables y se extiende por las tiendas como una plaga de prendas deformes que se mide en duelo con las lentejuelas y las camisetas con más pedrería que un Ferrari de Swarovski. Ha llegado un punto en que encontrar UNA camiseta ponible es más difícil que pellizcar paredes. Y es que nos vestimos para salir a la calle a hacer cosas de persona sencilla como tomarte algo o ir a trabajar, no para ir a la fiesta del desvirgue de Miley Cyrus.



Por otra parte, existe el gran enigma del tallaje. Me refiero a la puta odisea de comprarte unos pantalones,  o ya no comprarlos, por lo menos meterte en ellos sin miedo a sufrir un derrame cerebral. 
Lo que en algunas tiendas te hace sentir "normal", en otras te hace mutar en una puta ballena con piernas de hobbit, un troll con gemelos enormes por los que no va a pasar ese pitillo con unos rotos en las rodillas que a ti lo único que hacen es enfriarte los tobillos. Tanto cuesta tomar la talla de una persona normal? Me tengo que creer que la gran mayoría de mujeres tienen un largo de pantalón que hasta Gasol tendría que hacerse meter los bajos?  Ha llegado un punto en que he memorizado tantas equivalencias de tallas que no sé si voy a probarme unos pantalones o a resolver una ecuación de segundo grado. Total, para que a media cadera no suban o metas la pierna por los veinte rotos que tiene y que ya son zanjas, de tantas que se los han probado, y cuando te los has metido, si es que aún te llega la sangre al cerebro, te agaches y se te vea íntegra la raja del culo, y la cintura del pantalón da la vuelta y se junta con tu calmel toe. Super talle bajo lo llaman. Yo lo llamo pantalones de mierda.

Y si hablamos de las modas absurdas que han ido pasando desde que tengo memoria ya me quedo sola. Este invierno se llevan las bufandas manta., con estampado de manta de cuadros y tamaño manta de sofá. Me meo. Ves a las chicas por la calle envueltas en eso que ellas creen que son bufandas de cuadros gigantes, a lo Lenny Kravitz con su alfombra para el cuello, pero eso sí,  sin chaqueta, porque debajo de la manta deben llevar camuflado un brasero o una estufa de butano que funciona a base de tus propios pedos. Y lo peor es que esas son de las que se reían del mejor invento de la historia, la batamanta. Se ha extendido hasta tal punto la moda de la bufanda-manta,  que ya las venden hasta en el Lidl.
Y las botas "quiero que sea verano en invierno"?  Esas botas con suelas de goma que parecen cemento armado, que tienes que tener unos músculos superdesarollados para poder pisar sin parecer coja, llenas de hebillas y cierres imposibles,  que necesitas una llave Allen cada vez que te las quieres quitar, pero ojo! que llevan medio pie al aire para darle un rollo moderno y ergonómico. El súmmum de la estupidez. Y la moda de mezclar estampados étnicos y hippies con emoticonos del whatsapp, unicornios y grumpy cats?  Es como si se hubiese jugado un partido de futbol en el que la pelota es una boñiga de mierda,  con mucha purpurina y pedrería claro, y el mal gusto hubiese ganado por goleada.
Y es inevitable a veces subirse al carro de lo que está de moda y caer en las redes de la porquería, dejarse llevar por la aberración de los pantalones sobaqueros, los shorts metidos por el ojete y las camisetas péplum que le quedan bien a un ser humano de cada mil, aunque gracias a gente que se lo curra, todavía hay algo de esperanza. 

Pero no todo es malo y a veces Satán está de tu lado. Te acuerdas de cuando hace 15 años pediste aquel deseo a esa estrella fugaz mientras chamuscabas malvaviscos al calor de una fogata? Yo no. 
A veces hay algo que te gusta, y por alguna razón que escapa a la lógica, lo hay de tú talla (que nunca sabes exactamente cuál es), pero eres tan gilipollas que no te lo compras. Crees que no te hace falta, cuando tienes el armario con más espacio que una película de Star Trek. Ya vendré otro día, dices. Pasan los días y decides volver a la tienda, que está tan lejos como Groenlandia, a una hora y media de camino, en la que vas pensando lo mona que vas a estar con esa mierda de mala calidad que te va a costar menos de 20 euros. Esta noche lo vas a pesar y encima te sobra pasta para cubatas. Nada puede salir mal. Pero era inevitable, llevas escrito loser en la frente con tinta invisible, o te giras y hay un crop top con brilli brilli que te recuerda que alguna "barbie bitch" puede llevarse esa ropa con sólo mirarla de reojo u olerla desde la puerta. Y da igual si le iba 4 tallas grande, con la excusa de las maxi cosas (otro invento que me tiene loca), conseguirá hacer de un saco de patatas un "maxi" vestido. Y te engañas, te comes tu mierda penosa y te empiezas a creer la gran mentira de que en realidad te hacía menos falta que unos leggins color carne, que como todo lo horrible, acabarán poniéndose también de moda.




miércoles, 2 de diciembre de 2015

OH, SOMEBODY KILL ME PLEASE.



La pasiflora no os ayuda a conciliar el sueño? Os tomáis 6 cafés al día y cuando os metéis en la cama no sabéis si iros de fiesta o haceros unos crucigramas? No hay problema, para eso existen unas películas "anestésicas" que hacen que vuestra mente salga del cuerpo casi al mismo tiempo que se cargan los subtítulos del VLC Player y os quedéis inconscientes al momento. Ilusa de mi, pensaba que "Naomi and Ely's no kiss list" era una de esas películas, pero como de costumbre, mi cuerpo me tendió una trampa de mierda.

Naomi y Ely ( Ilai para los amigos que saben pronunciar chachi) son dos colegas de toda la vida que se aman con locura. Tienen un rollo de mierda muy raro porque parece que sean novios, pero lo único que quieren es casarse "como amigos" en un lugar secreto lleno de guirnaldas y luces de navidad fuera de temporada. Ella es una dramas de la vida a quien el destino le dio una patada en la cara cuando su padre decidió pirarse a jugar a los médicos con otra, que resulta que es lesbiana y que no es otra que la madre de Ely. Por si la relación entre los dos coleguis no podía ser más ideal, además de estar super buenos y caerle bien hasta el vagabundo que pide debajo de su casa, son vecinos y viven en un apartamento de NY de puta madre. Mientras ella se comía los mocos en el patio del colegio y él se aburría viendo como todos sus amigos levantarle la falda a las niñas cuando en realidad lo que quería era jugar a gladiadores, los dos hicieron una lista sagrada con los nombres de aquellos chicos a los que ninguno de los dos podría nunca besar y que a día de hoy, mantienen como un decálogo de la amistad que parece que les una por la cabeza, rollo siamés. Osea, que tienen una lista de mierda con nombres de tío a los que no les pueden comer el boquino ninguno de los dos, el colmo de la cursilería máxima.


Naomi la pobre, que no tenía suficiente con ser virgen a su edad, se ha echado un novio freak, quien lleva siempre una cámara de Super 8 para inmortalizar en todo momento su belleza (puagg!), al que le da vergüenza besar en público, pero de vez en cuando se hace la guarra y le pone ojitos al conserje de su edificio, Gabriel, un tipo que se presupone que es super cool sólo porque tiene una guitarra y toca en una banda. A veces (dos, para ser exactos), ella hace como que va a la Universidad donde se hace amiga de una negra, por lo de ir de multiculti y que le pase los apuntes. Tópico, tras tópico, tras tópico...Vamos, que es patético. Ely por su parte, es un picaflor al que no se le conoce oficio ni beneficio y que está todo el puto día de juerga en antros en los que sólo puedes entrar si estás en su lista. El resto del día lo pasan comiendo cupcackes y pidiendo cafés para llevar en cafeterías super cuquis y siempre van vestidos como si fueran las hermanas Olsen, pese a que ella no tiene ni para pagar la factura de luz. Claro que ni se le pasa por la cabeza buscarse un curro hasta casi el final de la peli, cuando se da cuenta de que su familia esta totalmente desestructurada desde que el padre las abandonó por la bollera del 4º izquierda. 

Hasta aquí todo ideal de la muerte, vomitan arcoiris, hablan de cosas banales y, como no, van a tiendas de segunda mano a probarse trapitos "talla única". Pero el drama llega cuando al novio de ella no se le ocurre otra cosa que irse a casa de Ely a hablarle de lo mucho que le gustan los cómics de los X-Men, sabiendo que eso nunca falla. Qué pillo! 
Y lo demás pues os lo podéis imaginar. Ella se indigna y llora por los rincones como la Zarzamora y le hace la cruz al pobre Ely, que como actor es un insulto a la profesión, pero tiene una tableta y un pelazo muy a lo Mark Vanderloo.  Dejan de hablarse y ella, inevitablemente, se lía con Gabriel, que es un moñas y bien se lo demuestra grabándole unas cintas de cassette con sus canciones favoritas, a lo que ella se ríe en su puta cara llamándole antiguo, ósea vintage "porque eso es muy de los 90". A todo esto, ella continua siendo virgen, claro.

En general, es todo como muy molesto y hasta ofensivo, no hay quien se crea nada y lo peor es que la historia está tan manida que Jennifer Aniston bien podría reírse en su puta cara todo el rato asomando la cabeza desde cualquier esquina a lo troll. Si encima lo regamos todo con una banda sonora infumable de canciones indies que no conoce ni su puta madre y que no dejan de sonar hasta cuando están hablando, esta mezcla de tonterías convierte una película como "La boda de mi mejor amigo" en una obra maestra.  Y lo peor es que la premisa ya era pésima de por sí, una lista de chicos a los que no besar...claro, que ella es virgen toda la peli, así que todo es mierda.